Formación de trabajadores, entidad organizadora de formación, confección de planes de formación, gestión de contratos de formación y aprendizaje

lunes, 29 de febrero de 2016

¿Qué es el Blended Learning?

Seguro que en más de una ocasión has oído hablar del Blended Learning, es un término que en los últimos años se ha puesto muy de moda, en especial en el ámbito de la formación. Pero ¿qué es exactamente?

Tratando de utilizar una definición sencilla del término, podríamos decir que el Blended learning, también llamado B-learning, es un método de aprendizaje mixto, que combina la formación presencial con la formación on line o a distancia.

Estos dos métodos no son incompatibles ni excluyentes, y prueba de ello es la gran acogida que está recibiendo el b-learning en los últimos años, en ligero detrimento de la formación exclusivamente presencial u online (e-learning). No en balde, es esta la razón última por la que surge el blended learning, como una nueva metodología que evolucionaba el e-learning y la formación presencial, encontrando el equilibrio perfecto y eliminando o minimizando los problemas o limitaciones que presentan al emplearse por separado.

Este sistema pues, es un modelo flexible que combina lo positivo de la formación presencial (interacción física, ritmo de aprendizaje, importancia del grupo, clases magistrales, prácticas, contacto directo con el profesor, establecimiento de vínculos…) con lo mejor de la formación a distancia, aprovechando las posibilidades que las Tecnologías de la Sociedad de la Información (TSI) ofrecen (rapidez, reducción de costes, eliminación de barreras espacio-temporales, flexibilidad, mayor acceso al material, inmediatez, adaptabilidad…).

Las organizaciones pueden combinar estos dos métodos haciendo uso de diferentes recursos. Una acción formativa se puede considerar blended learning cuando el proceso docente sea semipresencial; esto significa que un curso dictado en este formato combinará las sesiones cara a cara con actividades de e-learning (sesiones de chat o videoconferencia para resolver dudas, utilización de un campus virtual para compartir información y realizar actividades propuestas por el profesorado, elaboración de píldoras formativas sobre temas concretos…).

El blended learning puede ser una buena manera de formar a los trabajadores tanto en cuestiones técnicas de producto o idiomas como en ciertas habilidades y competencias, como directivas, de liderazgo, comunicación o  resolución de conflictos.

En tiempos de crisis especialmente, la formación resulta un valor añadido para las empresas, ya que permite hacer de los empleados profesionales más competentes, ampliar sus conocimientos y desarrollar sus competencias, aumentando así la competitividad de la empresa. Razones por las que debemos tener muy presentes los nuevos modelos de formación que surgen para facilitarnos este proceso.

jueves, 25 de febrero de 2016

El diseño de un curso de formación

"Más allá de la herramienta existen algunos pasos que es de recibo seguir a la hora de diseñar un curso de formación. Tenemos que empezar a desterrar el empezar por “lo que debe incluir el curso” y centrarnos fundamentalmente en “aquello que queremos que nuestros alumnos aprendan”. Debe ser un aprendizaje continuo y dirigido, con la finalidad de que todo el mundo sepa seguir un buen camino. Todo lo que signifique diversificación previa en su diseño está abocado a un contundente fracaso. Establezcamos unos parámetros básicos para el alumno, unas guías fáciles de seguir y un camino lo más dirigido posible con diferentes sendas en función de las dificultades que presenten los formados en adquirir esos aprendizajes.
Empecemos por el principio. ¿Cuál será el primer paso para diseñar de forma coherente y correcta un curso de formación?
Pues el primer paso es saber a quién va dirigida esa formación. No es lo mismo planificar y diseñar un curso dirigido a alumnos de secundaria que a alumnos de postobligatorio. Y mucho menos si dicho curso está destinado a otros docentes. También es importante en este punto saber cuáles son las habilidades y niveles educativos de los receptores de dicha formación. ¿Conveniencia de establecer una evaluación inicial que nos clarifique lo anterior? Sí, siempre y cuando la misma sea lo suficientemente clara y nos de indicaciones fiables.
Una vez tenemos clarificados los actores receptores de dicha formación, tenemos que concretar la finalidad del curso. ¿Qué queremos que los alumnos dominen al acabar el curso? ¿Qué habilidades o conocimientos hemos de conseguir que tengan cuando hemos realizado todas las etapas de esa formación? Si los que diseñamos los cursos de formación no tenemos claro qué pretendemos conseguir con los mismos más allá de “dar el curso” estaremos cometiendo un error de considerables proporciones.
Cuando la finalidad está clara… ¿montamos unas sendas diversificadas para que consigan los objetivos que se pretenden en la formación? Se trata simplemente de decidir si se va a realizar un curso homogéneo, con actividades comunes y seguimiento al unísono o si se va a permitir que los alumnos puedan pautar sus tiempos de aprendizaje. En un curso presencial es mucho más complicado, pero usando diferentes plataformas virtuales (Moodle, Chamillo, etc.) podemos planificar de forma muy sencilla actividades de refuerzo, consolidación y ampliación. Con lo anterior conseguimos que sean los propios alumnos quienes gestionen sus propios tiempos. Tiempos que han de venir marcados y estructurados como un inicio y un final de curso, pero dotando de suficientes alternativas para que el alumno los pueda flexibilizar a lo largo de su desarrollo.
Hasta ahora no hemos buscado material para el curso. ¿Lo buscamos? La búsqueda de diferentes materiales para nuestro curso siempre se ha de realizar con posterioridad a las etapas que se han especificado anteriormente. Si nos dedicamos a montar un curso en base a material de que ya dispongamos…la garantía de fracaso a la hora de su ejecución será alta. No alta. Altísima.
Ahora que ya se ha clarificado a quién, qué finalidad tiene nuestro curso y la dirección formativa (con diversificaciones posibles), llega el momento de determinar cómo vamos a montar ese curso. Ahora sí que es el momento de decidir la herramienta. No puede ser una herramienta prefijada donde nosotros no tengamos potestad de modificación o adaptación. Se excluyen por defecto materiales ensamblados (libros de texto, cursos de otros compañeros que han distribuido bajo licencias libres, etc.). Se trata de montar o adaptar materiales propios en un entorno que sea cómodo para nosotros y nuestros alumnos.
Tenemos diseñado el curso pero aún nos falta algo. Algo que hemos de concretar. Algo imprescindible en cualquier curso de formación. El establecimiento de un calendario. De La planificación horaria del mismo. De una planificación que ha de ser suficientemente adaptable para absorber cambios que no se puedan prever. Un calendario que, en el momento de empezar la formación, se ha de tener claro por parte del formador y de fácil acceso para el formado.
Un esbozo sobre los pasos a seguir en el diseño de cualquier actividad formativa (reglada o no) que he ido siguiendo en los cursos de formación que he montado e impartido. Unas ideas que se han ido adaptando, hasta llegar a las actuales, después de algunos fracasos en varios diseños e implementaciones de esos cursos."

por Jordi Marti

lunes, 22 de febrero de 2016

La cara oculta del trabajo de los profesores

La labor que cumplen los profesores en la educación de los jóvenes no siempre tiene el reconocimiento que se merece. Muchas veces se cree que el trabajo de los docentes tan solo consiste en llegar a las aulas e impartir los conocimientos que a su materia se refieren. Pero hay más.

El desarrollo particular y cultural de sus alumnos es una competencia transversal que numerosos maestros aplican a diario en las clases, ya sean de Música, de Educación Física o de Historia, en una búsqueda por encontrar el equilibrio entre el crecimiento académico y el personal.

Para Mireia Seró, profesora de matemáticas en un instituto público de Lérida desde hace ocho años, lo que marca la diferencia entre su profesión y otras tantas es "la capacidad que poseemos para ayudar a todos y cada uno de nuestros alumnos a desarrollarse a nivel personal". Una labor "apasionante y motivadora" que ayuda a los jóvenes, sobre todo a los adolescentes, a ser "más positivos, a prestar más atención a los estímulos exteriores –dentro y fuera del aula–, y a incentivar una buena actitud hacia el trabajo".

Una realidad que no siempre se reconoce pero que requiere "una actitud continua del profesor". Y es esta, para Seró, la cara oculta del trabajo de los docentes, ya que "una mirada de confianza, un buen consejo, una charla en el pasillo o una opinión" pueden ayudar a impulsar la personalidad de los jóvenes y enseñarles a afrontar lo que más tarde les tocará vivir.

De esta forma, cada profesor tiene en la materia del desarrollo personal de sus alumnos una "marca personal". Por eso, Seró destaca que "cada vezson más aquellos que se forman en ámbitos como la inteligencia emocional, el 'coaching' educativo o el mindfulness", entre otros, para ser un apoyo más fuerte para los jóvenes.

"Ver cómo los alumnos crecen a nivel personal es una gran satisfacción, y no solo de cara a su futuro, pues sabemos que las materias que impartimos calarán mejor en ellos si están motivados", explicas Mireia, quien tiene una amplia formación en 'coaching' educativo.

No obstante, esta profesora de matemáticas destaca la "falta de oportunidades que muchas veces se dan a los profesores para que se formen en este ámbito. Hoy en día, quien posee estos conocimientos es porque se ha preocupado de adquirirlos fuera de sus horas de trabajo, pero la realidad es que el sistema educativo debería incluirlos a nivel curricularpara que todos y cada uno de los niños tuviesen la oportunidad de crecer emocionalmente en el aula con ayuda de sus profesores".

Herramientas emprendedoras para el desarrollo personal
Para Seró es fundamental así hacer llegar al máximo número de jóvenes la percepción de que los profesores son un apoyo y que, además del crecimiento académico, se preocupan por el personal. Por eso, hace un año comenzó a desarrollar una herramienta educativa que pudiera "potenciar ambos aspectos" y el resultado ha sido la confección de una innovadora agenda escolar: la CoachingAgenda BAMBOO".

Esta emprendedora ha desarrollado una agenda que, además de su uso habitual, busca aportar motivación, valores positivos y una buena capacidad de organización. "Cada semana la agenda lanza una pregunta para ayudarles a reflexionar en positivo, un objetivo o una frase motivadora. Pequeñas herramientas que mes a mes les ayuda a avanzar en la mejora personal", añade Seró.

Por el momento son ya cuatro los centros que cuentan con esta motivadora agenda, tres en Lérida y una en Valencia, y se espera "que más centros se suban al carro ya que los resultados son muy positivos y tanto los centros como los profesores, los padres y los propios alumnos están notando de forma positiva los efectos del desarrollo personal en el aula", concluye Mireia Seró.

jueves, 11 de febrero de 2016

Una técnica de motivación para aumentar la productividad de los trabajadores

"Además de organizar el entorno de manera eficaz e impulsar entre los trabajadores actividades motivadoras, otra de las medidas que se pueden tomar en la empresa para estimular a los empleados es adoptar una actitud empática, flexible y con división de roles multidisciplinares. Es lo que se conoce como tensión creativa, que supone una nueva forma de entender las relaciones en el trabajo. "El concepto principal es alejarse de todo planteamiento teórico y de los métodos tradicionales y aprender a pensar fuera de la caja", afirma Carmen Bustos, directora ejecutiva de Soulsight, una consultoría de diseño estratégico, que ha puesto nombre a este método.
Hoy en día, los nuevos modelos de economía colaborativa demandan organizaciones basadas en el trabajo en equipo, ya que aptitudes como la innovación o la proactividad se desarrollan más favorablemente en esas circunstancias laborales. De ahí que la adopción de este plan en la entidad pueda propiciar empleados más creativos, más audaces, más implicados en generar mejoras y, por ende, más motivados. "Lanzar ideas para que se implanten es menos realista y operativo que generarlas entre todos, con el valor añadido del conocimiento interno y la seguridad de que un equipo implicado es un equipo que trabaja feliz y, por lo tanto, su rendimiento es infinitamente mayor", explica Bustos.
Crear una plantilla activa y capaz de aprovechar los conocimientos que se gestan entre todos es una tarea que requiere tiempo y dedicación. Sin embargo, a largo plazo puede convertirse en una herramienta muy eficaz, ya que, en muchas ocasiones, sentirse parte de los logros de una colectividad motiva más que la conquista de éxitos a nivel individual. Además, aprovechar la experiencia del resto de compañeros de trabajo suma al equipo en una espiral de retroalimentación, en la que todos aprenden de todos. Las reuniones donde se fomenten las tormentas de ideas pueden posicionar a los empleados en una postura más segura a la hora de alcanzar sus objetivos. Tal y como reconoce Bustos, "este es uno de nuestros principales mensajes: el diseño de una estrategia lineal no tiene sentido, hoy día en día, en una realidad poliédrica".

                                                                  Revista: El economista
                                                                  Autora: Sérvula Bueno

miércoles, 10 de febrero de 2016

La formación bonificada en cinco puntos

"Las empresas que invierten en la formación de sus trabajadores habitualmente suelen ser las que responden de un modo más competitivo al mercado. Es por este motivo que aunque se tengan pocos recursos económicos nunca hay que dejar de dedicar parte de los ingresos a la formación. Y para ayudarnos a conseguir esto, ya hace tiempo que existe una solución: la formación bonificada.

 Este tipo de formación es la que ofrecen las empresas a sus trabajadores y está financiada con la cotización a la Seguridad Social que estos hagan en concepto de formación profesional. El dinero que pueden destinar a formación irá condicionado por este concepto y por la plantilla media de la compañía

De esta manera, lo primero que tendremos que tener en cuenta cuando hablemos de este tipo de formación es que la empresa siempre será la primera que tendrá que abonar el importe de la formación en la cotización a la Seguridad Social. Luego podrá bonificarse este importe y recuperarlo si el trabajador se apunta al curso y lo aprueba.

Lo segundo que hay que tener muy en consideración es que esta cantidad destinada a la formación no se acumula para el año siguiente si los trabajadores no la disfrutan. Esto quiere decir que si decidimos pagar este dinero extra para la formación de nuestros empleados tendremos que apuntarlo a un curso sí o sí.

Todo esto nos lleva a comentar el punto tres que hace referencia al hecho que la formación bonificada no es ni subvencionada ni gratuita, sino financiada. La empresa asume una parte de la formación de sus trabajadores en relación con su contribución y su tamaño (La bonificación va del 100% en el caso de empresas de menos de nueve trabajadores hasta el 50% en el caso de las que tienen más de 250 empleados).

Lo que hay que tener en cuenta en cuarto lugar es que existe una cantidad mínima de bonificación de 420 euros por año y que las pymes tienen prioridad para obtener este crédito de ayuda a la formación. Del mismo modo que trabajadores con baja cualificación, mujeres, mayores de 45 años y personas con discapacidad.

En quinto y último lugar deberemos guardar la documentación relacionada con la formación durante los cuatro años siguientes a la celebración del curso. En cualquiera de estos años, la administración nos los puede solicitar para comprobar si realmente merecemos que nos bonifiquen las cuotas de la Seguridad Social.

Esperemos que estos cinco puntos hayan resuelto las principales dudas relacionadas con la formación bonificada y animado también a disfrutar de una para nosotros o algún empleado de nuestra empresa.

La formación es una herramienta que los trabajadores tienen para mejorar a nivel profesional y para hacer que sus empresas sean más competitivas y más rentables. Por lo tanto, merece la pena aprovechar todas las oportunidades que tengamos a nuestro alcance para disfrutar de una. Y, sin duda, la formación bonificada es una gran ocasión para hacerlo a un coste muy económico." UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE VALENCIA